Hace unos días subí al tercer piso del gran Polvos Azules. No solo es una amplia cochera, plena de movimiento por el día, sino que es un gran comedor, surtido de jugos y embebido de algunos vendedores que discuten y enfrían sus discursos entre heladas y rubias.
Allí, transpirando mi carga de conos de CDs en la espalda, tomé una lata y me quedé hipnotizado por la banda de Santa Cecilia de Catac, a todo volumen.
8.30 de la noche. La banda me recuerda los días en que estuve en Congas, el pueblo de mi abuela ancashina, por la fiesta de Santa Rosa, hace ya varios años.
Sí, son de Ancash, y tienen colgados algunos videos en Youtube.
Cuando me sumerjo entre los músicos de la banda, el sonido amplificado, resueno... cada molécula que me conforma vibra al son de la banda. Volver, volver a la fiesta de Congas, alguna vez. Ojalá.
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